One Shot: Over the hills & far away

-Abuela, ¿Nos contarías un cuento?-preguntó un pequeño de seis años a su abuela.

-Por supuesto mi niño, ¿qué les gustaría escuchar?

-El huento que siempe nos huentas-dijo una pequeña de cuatro años

-¿Nos les aburre escuchar siempre el mismo cuento?

-No-dijeron ambos niños, la abuela sonrío y dijo:

-De acuerdo-los dos pequeños se sentaron frente a su abuela

=Era una noche de invierno, enero de 1784 para ser precisos, la policía había ido a buscarlo y una vez que lo encontraron fue arrestado. Un robo había sido reportado y su pistola había sido encontrada

Fue llevado a la comisaría, allí esperaría el amanecer y mientras pasaban por el muelle, él supo que de prisión no saldría

-Estás acusado de robo-escuchó al sheriff decir

-¿Por qué se me acusa de algo que no he cometido?-preguntó defendiéndose de algo que él sabía no había cometido-no necesito lo que sea que supuestamente haya robado

-Sabes cómo están las cosas desde aquel movimiento francés, sabes que te afecto de alguna forma…

-Eso desearía mucha gente, pero qué más da-se encogió de hombros-¿Por lo menos puedo saber quién me acusa?

-No.

Con aquella respuesta él supo quien le acusaba y supo que sin necesidad de una coartada, el amanecer del siguiente día mermaría su libertad.

El veredicto fue dado y consigo la condena, pues a partir de ese momento sobre las colinas y más lejos él contaría los días de diez largos años…

Fue interrogado y a sabiendas de que podía costarle caro, no se atrevió a hablar. Tuvo que pelear con las lágrimas de rabia, su corazón latía frenético pues con la prometida de su mejor amigo, él había pasado su última noche de libertad. Sobre las colinas y más lejos, él juro regresar algún día, lejos de las montañas y los mares de regreso a sus brazos él regresaría.

Un mes pasó y desde ese día, cada noche en su celda en prisión miraba a través de las rejas, leía las cartas que ella le escribía y se comportaría por probar el anhelado sabor de la libertad. Él anhelaba salir de prisión para ir por su amada, pues en una de las tantas cartas, ella le informó que un bebé, producto del amor de ambos, llegaría a iluminar sus vidas.

A pesar de estar sobre las colina y un poco más lejos, ella aseguraba su regreso, tan segura como los ríos desembocan en los mares, de regreso en sus brazos él juró ella estaría. Pasaron ocho meses y el verdadero ladrón se entregó, aquel ladrón fue su mejor amigo, cuando él fue liberado perdonó a su amigo por haberle hecho tal barbarie y fue a buscar a su amada y a su hijo.

Cuando la encontró, ella no daba crédito a lo que veía, su amado parado frente a ella con un anillo y un ramo de rosas era lo que ella veía y había estado soñando desde hacía mucho tiempo. Un mes pasó desde aquel reencuentro y ella dio a luz a un varón al cual nombraron Noah.

-¿Cómo yo abuela?-preguntó el pequeño Noah curioso

-Si hijo, como tú. También tuvieron una pequeña nena a la cual llamaron Sara

-¿Tomo yo?-dijo la niña con la mirada iluminada

-Si mi amor como tú

-¿Cómo se llamaban los muchachos de la historia?-preguntó Noah

-William & Jacqueline

-¿Pomo mi papi y mi mami?

-Si mi vida, como tus papis

-¡Noah! ¡Sara! ¿Dónde están?-se escuchó la voz de una mujer. Una mujer se asomó por la puerta de la habitación-Señora Simone, ¿No están aquí mis pequeños?

-Si Jacqueline, aquí están

-¡Ahh! Gracias a dios están aquí-dijo Jacqueline con un gesto de alivio

-¿Ya los encontraste amor?-dijo un joven que no pasaba de los veintitrés años

-Si William, aquí están

-¡Niños! No asusten así a su madre, le pueden hacer daño a ella y al bebé

-Lo sentimos papi, es que la abuela nos estaba contando un cuento-dijo Noah, William sonrió

-¿Qué cuento?-preguntó William

-Su cuento-dijo Noah, quien había ido con su madre y le acarició el vientre

-¿Nuestro cuento?-preguntó Jacqueline

-Si-dijeron ambos niños-El que se contó sobre las colinas y aún más lejos